SERGIO IZQUIERDO/GOLSPORT MEDIA Resulta difícil de creer la metaformosis que puede sufrir un equipo por el mero hecho de cambiar de entrenador, pero desde que Juan Antonio Pizzi se hizo cargo del primer equipo, a este ya no lo reconoce "ni la madre que lo parió", hablando en plata, y ahora se mira con optimismo hacia el futuro y los objetivos en Liga y Europa ya no se consideran una quimera.

El último mes de competición del Valencia CF, ratifica la línea ascendete del equipo, que si bien desde que Pizzi aterrizó en la ciudad del Turia se notó una mejoría notable, los resultados no terminaban de mejorar en demasía a los de su predecesor Miroslav Djukic. 

El fuerte carácter del que hacía gala el técnico argentino cuando era jugador, lo ha sabido transimitir a sus pupilos que necesitaban como agua de mayo alguién que introdujera en el vestuario un poco de mano dura y supiera motivar a sus jugadores. Y con esa simple premisa, no era necesario traer a un entrenador de renombre y con muchos años de experiencia en el banquillo, el conjunto de Mestalla comenzó a creer en sus posibilidades y ahora se ve capaz de plantarle cara a cualquiera.

La victoria en el Camp Noun, punto de inflexión 

La victoria en el Camp Nou, ha sido determinante en el despegue definitivo del equipo. La exhibición que dió el Valencia en el feudo blaugrana, en el que durante toda la segunda parte dominó el partido y tuvo controlado al FC Barcelona, fué la victoria que necesitaba el equipo para terminar de creer en sus posibilidades y quitarse de una vez por todas los complejos y ansiedades que le impedían demostrar su verdadero potencial. 

La catarsis que ha experimentado el vestuario, en parte gracias a la labor de Rufete, que ha sabido deshacerse de los jugadores que no estaban plenamente convencidos de jugar en el Valencia, se ha seguido plasmando en los encuentros frente a los dos conjuntos sevillanos. La goleada al Betis y el inmerecido empate en Sevilla, no hacen más que reafirmar la filosofía de Pizzi, jugarán los que más méritos hagan para hacerlo.

Como pudo verse en el partido de anoche, aunque no fué uno de los mejores partidos de los de Pizzi, el Valencia supo madurar poco a poco un partido en el que no era facil entrar en calor con un estadio vacio y sin casi aficionados valencianistas que arroparan a los suyos y con todo el trasfondo social que rodeaba la eliminatoria. Pero con una acertada decisión del entrenador valencianista, dio entrada a Vargas y este revolucionó a los suyos. 

Vargas con solo unos pocos partidos con el equipo ha demostrado que desde la secretaría técnica se ha trabajado mucho y bien en este mercado invernal, pero no solo él, Keita y Senderos ya han confirmado que no se han firmado jugadores al azar ni chollos que ofreciera el mercado, sino que se ha trabajado muy duro para firmar jugadores de nivel y con compromiso.

Con el 0-2 de la ida, el Valencia deja prácticamente sellado su pase a la siguiente ronda de la Europa League y a no ser que se produzca una catástrofe en Mestalla, los de Pizzi se las verán en octavos de final con el ganador de la eliminatoria Lazio - Ludogorets. El optimismo ya es palpable entre la afición que está muy necesitada de alegrias después de un inicio de temporada nefasto y con toda la vorágine en que se ha convertido el proceso de venta. 

Ahora toca pensar en la Liga en la que el margen de derrota prácticamente no existe. El domingo llega el Granada y los de Pizzi no pueden fallar, hace unos meses la llegada de un equipo como el Granada hacía que no se tuviesen todas consigo a la hora de pronosticar una victoria local, pero este "nuevo" Valencia transmite una seguridad que hace presagiar una victoria valencianista.