VÍCTOR BOLÓS / GOLSPORT MEDIA: Peter Lim lo tiene cada vez más claro. El Valencia CF simplemente es un negocio para el y la afición del equipo che le importa un pimiento.

La filosofía socio-deportiva que el magnate singapuriense está ofreciendo durante los últimos años, tras la pelea que provocó con la afición valencianista por su nefasta gestión. Está llevando a la decadencia a un club que fué el mejor del mundo en el 2004 y estaba acostumbrado a disputar la Champion League, hasta que Amadeo Salvo allanó el camino a Lim para hacerse con el mayor accionariado del club y dirigir este a su antojo, siempre bajo los consejos de su director deportivo en la sombra. El poderoso Jorge Mendes.

El pasado sábado el VCF disputó en Mestalla frente al Aston Villa el “prestigioso” Trofeo Naranja, en un encuentro que ofreció un espectáculo deportivo  muy parecido al que vivimos la pasada y angustiosa temporada 22/23. El partido comenzó como la mayoría desde que el bueno de Pipo Baraja tomó las riendas del vestuario, muchas ganas de ganarse el puesto por parte de los jugadores -con la intensidad que eso conlleva-  algunas pinceladas de genialidad por parte de los jóvenes canteranos, que quieren demostrar que pueden estar en el primer equipo y poca efectividad ofensiva que provoca otra derrota y sensaciones horribles cara la próxima temporada, con una plantilla muy corta, muy joven y falta de pesos pesados que hacen predecir otro año de angustia colectiva, si no es que a Peter Lim le da por fichar algún jugador de los que tanta falta le hacen a Baraja para no pasar otra temporada como las que nos tiene acostumbrados el hombre invisible, que su único objetivo es fichar jugadores jóvenes y baratos con una buena proyección de futuro y utilizar al VCF como trampolín para que con alguno de ellos suene la flauta cada final de temporada y pueda hacer caja para cuadrar sus números y los de su amigo Jorge Mendes.

Peter Lim ya no quiere recordar el recibimiento que le hizo la afición la primera vez que pisó Mestalla. Pero si recuerda los insultos recibidos para él y su familia por parte de los indignados valencianistas. Esto no tiene vuelta atrás y o vende Peter Lim un club que él mismo está deteriorando o el Valencia va a tardar muchos años y muchas guerras para volver a ser el club que éramos antes de la llegada de este ser.