MAÑANA DE CUCHILLOS LARGOS EN EL CIUTAT DE VALENCIA

PEPE RODRÍGUEZ / GOLSPORT MEDIA El semáforo está en rojo y no cambia a verde. Ni siquiera a ambar. El Levante está metido en una carretera en la que no encuentra la salida. Como el que se conductor novel que se pone a conducir en un barrio que no conoce y tiene que ir preguntando direcciones. En una tesitura calcada se encuentra el equipo de Alcaraz. Las jornadas pasan y no se encuentra el rumbo. Por más que se insista en un planteamiento defensivo, el rival se harta de crear ocasiones. No hay manera de dejar la portería a cero. Y lo que es peor, tampoco se generan ocasiones de gol.

El experimento de cinco atrás no funciona. La defensa hace aguas. Cuando no hay perdidas individuales se producen los desajustes. El rival siempre encuentra espacios. La Real no fue menos. Los de Moyes salieron de la enfermería y a ello contribuyó la medicación que le proporcionó el Levante. Vela, desaparecido en este inicio de temporada, despertó en el Ciutat. El mexicano, tras enviar fuera un balón franco, no perdonó a la segunda que tuvo. Un pase entre líneas lo dejó solo ante Rubén. El primer remate se lo detuvo el portero, pero el rechace le favoreció y marcó a placer. 0-1 y alarmas encendidas. La zozobra llegó al Ciutat. El Levante andaba desorientado y la Real ganó la batalla en el centro del campo. Vela seguía haciendo daño. Un centro de Toño desde la izquierda terminó con un remate de Roger que encontró la pierna milagrosa de Rulli. La posterior chilena de Deyverson la sacó un defensa. Dicha acción pudo cambiar el partido, dado que Aguirretxe sí que cabecearía a la red un centro desde la derecha. Otro desajuste defensivo, con los centrales mirándose las caras. El larguero de Roger impidió que el Levante se metiera en el partido, pero esas dos ocasiones no camuflaban las carencias y la falta de rumbo del equipo.

La segunda parte se convirtió en un querer y no poder. Ghilas, el mejor de la pretemporada, no convence a Alcaraz. El ex del Córdoba está condenado a salir desde el banquillo cuando el marcador se pone cuesta arriba. Morales intentó acelerar la marcha y un disparo suyo encontró la respuesta de Rulli, que demostró una vez más sus grandes dotes. Rubén entró en la última media hora, pero fue el Chory Castro quien añadió sal en la herida anotando el 0-3. Vela fabricó el cuarto y con ello llegó la tensión al Ciutat. Deyverson, en la imagen viva de la desesperación, terminó expulsado. Goleada inesperada y que puede traer consecuencias….Alcaraz puede tener las horas contadas.