domingo 06 octubre 2024
El Villarreal tuvo mucho corazón pero poca cabeza

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El Villarreal tuvo mucho corazón pero poca cabeza

22/12/2013
JOSÉ LUIS LIZARRAGA/ELPERIÓDICOMEDITERRANEO.COM No merecía Marcelino, ni el Villarreal, un final tan agrio para un año plagado de éxitos comofue el 2013. Pero el Submarino volvió a cometer graves errores en defensa y a mostrarse demasiado impreciso en el último cuarto de campo. Y en Primera los fallos se pagan caros. El Submarino también volvió a echar mucho de menos la aportación de hombres importantes como Gio o Aquino, que apenas se dejaron ver en un partido contra un rival directo como el Sevilla.
 
El gol de penalti de Perbet a tres minutos del final puso un poco de ilusión en la grada, que acarició la posibilidad de rescatar un punto y levantar un 0-2 en contra, pero el Sevilla nunca vio peligrar su triunfo, y eso que tampoco contrajo demasiados méritos en el Madrigal. Su gran cualidad fue ser más contundente que su rival en las áreas, una zona del campo donde el Submarino naufragó estrepitosamente. Y con el corazón no fue suficiente para remontar. En Primera además de agallas es necesario tener lucidez. Y ayer no la hubo.
 
El Villarreal de Marcelino se había distinguido por la variedad y riqueza de su juego de ataque. Fútbol elaborado con iniciación desde la defensa con llegadas desde fuera hacia adentro o por los extremos y si la ocasión lo requiere, culto al contragolpe o un fútbol más directo.
 
UNA BAJA SENSIBLE // Con Cani en el once, las opciones se amplían. Sin él, no solo se reducen, sino que también la calidad y la precisión desciende. El técnico resolvió sus habituales incógnitas con la entrada de Gabriel por Dorado, Manu por Pina, con Hernán y Aquino en las bandas, y la dupla Gio-Uche en la punta del ataque, dentro del clásico 4-4-2. Emery dibujó un 4-2-3-1, con los conceptos muy claros y mostrando escasos agujeros en defensa y las ideas muy claras a la hora de desplegarse hacia el campo rival.
 
El Villarreal no se sintió cómodo desde el primer momento. Se hizo dueño del balón, pero no del partido, que son cuestiones diferentes. Le faltó orden y pausa, pero lo principal es que no tuvo precisión para alcanzar el área del Sevilla. Sin la baza del juego interior, el Submarino dejó el peso ofensivo en el desborde de los dos extremos y la inspiración de Gio y Uche. Las cartas no ligaron bien en esta ocasión. La concatenación de errores en el pase, más la firmeza de la zaga andaluza, que apenas sufrió para anular a los dos delanteros amarillos, unido a la fortaleza de la pareja de mediocentros del Sevilla, radiografiaban un partido que no pintaba bien desde el principio.
 
Para colmo, la fortuna le volvió a ser esquiva al Villarreal, cuando un balón colgado, muy esquinado y sin aparente peligro, fue rematado parabólicamente por Cala al fondo de la red, con Asenjo acompañándolo con la mirada. Solo habían transcurrido 23 minutos y el Villarreal perdía 0-1, pero peor que el marcador era que las sensaciones no eran buenas.
 
El primer tiro con cierto peligro del equipo de Marcelino llegó por medio de un disparo de Manu que Beto desvío con apuros. Poco más en la primera parte. El Sevilla apenas llegó, pero siempre con una peligrosidad latente que amenazaba la llegada del 0-2.
 
BUSCANDO UN REVULSIVO // Marcelino leyó bien lo que había pasado en el campo e intentó poner remedio metiéndole el bisturí a la herida con una intervención rápida en el vestuario. El entrenador optó por una solución que seguramente ya había meditado para jugar de inicio y sacó a Pina por Aquino. Con este retoque, Manu hizo de Cani y el manchego y Bruno formaron tándem en la medular. La idea era ganar en precisión y creatividad, reforzando el juego interior. El Villarreal se metió más en el partido y tuvo más presencia en ataque, pero el Sevilla optó por el atrincheramiento delante de Beto, con una acumulación de efectivos atrás. Las llegadas de los amarillos se estrellaban siempre en el muñeco, unas veces porque la densidad de rivales por metro cuadrado de área era elevadísima y otras porque la falta de tino era notable.
 
El Villarreal luchaba a muerte por el empate. La actitud de los amarillos era tan incuestionable, como también su escasa aptitud y lucidez para inquietar a Beto. Y entonces apareció la ley de Murphy. Todo era susceptible de empeorar y así aconteció cuando un grave error de Musacchio dejó a Bacca solo ante Asenjo y el colombiano aceptó de buena gana el regalo y lo envolvió con el 0-2.
 
Un rayo de esperanza entró por la ventana del Madrigal cuando Cala derribó en el área a Costa en el min. 87, con la consiguiente expulsión del central. Perbet anotó el 1-2, pero apenas había tiempo para la reacción. Pero lo peor es que tampoco se vislumbraban ideas. Con el corazón no basta.


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