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El Rayo guineano

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El Rayo guineano

02/12/2013
VICENT CHILET | SUPERDEPORTE. Óscar Iyanga tiene sólo 20 años. Una lesión de rodilla ha frustrado su carrera de futbolista en las categorías inferiores del Levante UD y en el combinado sub'20 de Guinea Ecuatorial. Un contratiempo que no ha aplacado, sin embargo, su afición al fútbol. Iyanga es el promotor del Nzalang Valencia, un equipo compuesto íntegramente por futbolistas ecuatoguineanos que viven en Valencia, y del cual es entrenador. Nzalang, apelativo con el que se conoce popularmente a la selección, significa «Rayo» en la lengua bantú hablada por los pueblos de etnia fang. 
El Nzalang ha debutado este año en la liga de la Asociación Juan Montalvo, que reúne en tres divisiones de doce equipos cada una a equipos, en su mayoría, compuestos por emigrantes: «Primero éramos un grupo de amigos, que jugaba a Fútbol 7. Hicimos eventos en Facebook para crear el equipo entre la comunidad ecuatoguineana de Valencia. Hemos alcanzado un cierto nivel, equiparable al de un equipo de Preferente», afirma Iyanga, en el locutorio propiedad de su tío en el que se desarrolla la entrevista. En el encuentro le acompañan Tadeo Ubenga, segundo entrenador (21 años), el capitán Hermógenes Oddo (21 años) y Dámaso Bitá, segundo capitán (26 años).
 
Dos son los objetivos del Nzalang. Por un lado está servir de trampolín para que jugadores guineanos jóvenes puedan entrenar en espera de dar el salto a equipos federados. Un propósito que con pocos meses de vida el Nzalang ya ha logrado. Su centrocampista Javier Etame, de 17 años, ha sido reclutado por el equipo de División de Honor del Huracán. La misma edad que tiene el central Andrés Mayumbi, incorporado por el exjugador guineano José Manuel Embela para la Asociación de Futbolistas del Valencia CF. Embela también ha dotado al Nzalang de equipaje, prestando camisetas utilizadas por las secciones inferiores de la selección. Una ayuda privada de «una persona guineana», que prefieren mantener en el anonimato, les ha permitido costear la inscripción, seguro médico y el pago de los árbitros, mientras se busca «alguna alma caritativa» entre los equipos de la ciudad que les ceda un día a la semana un campo para entrenar.
El otro desafío del Nzalang es el de aglutinar a la comunidad guineana de Valencia: «Intentamos que los guineanos vengan a animarnos en los entrenamientos y en los partidos. Queremos ser un nexo de unión de nuestra comunidad. Somos muchos pero estamos muy esparcidos, no tenemos el sentimiento colectivo de los equipos ecuatorianos, por ejemplo», lamenta Iyanga. Sin contar con una asociación que les agrupe, el vínculo de los guineanos en Valencia es la delegación del gubernamental PDGE, el Partido Democrático de Guinea Ecuatorial, del que forma parte Teodoro Obiang, en el poder desde 1979.
 
Iyanga no oculta que pertenece al PDGE como portavoz de Juventud y Deportes en Valencia. Prefiere no pronunciar su opinión sobre el régimen dictatorial, un tema que ha cobrado actualidad con el polémico amistoso de la selección española en Malabo. Eso sí, Iyanga no oculta sus críticas a la planificación deportiva del país por parte del Ministerio de Deportes y la Federación de Fútbol, a quienes reprocha la falta de dinero en la base y de no haber aprovechado el tirón de haber organizado, junto a Gabón, la edición de la Copa de África de 2012, un golpe de imagen del que sólo se ha quedado el efecto propagandístico: «El nivel del fútbol guineano es malo. Hace falta más inversión en los jugadores jóvenes y en la cantera. Se intenta el éxito a corto plazo y no se crea una base estable. No se trabaja lo que hay en casa. En nuestro país hay jugadores de buen nivel, pero no pueden desarrollarse porque no hay escuelas, el nivel de la liga es deficiente al no ser profesional. El margen de mejora es grande», confiesa. Iyanga subraya que «se han buscado muchos jugadores de ascendencia guineana en países europeos, pero son futbolistas que no han crecido en Guinea». Así, la selección tiene jugadores de nivel, como Emilio Nsué, estrella del Mallorca, pero no se atisban señales de que la competitividad se pueda mantener a largo plazo e imitar el crecimiento de Ghana, Camerún, Nigeria, Senegal o Costa de Marfil, que han surtido de jugadores de nivel a las grandes ligas. 
 
La inversión, acusan, se diluye en el tejido de cargos intermedios del ministerio y de la federación. El capitán Hermógenes Oddo, que llegó a España con 15 años llamado por el Villarreal, no alberga dudas sobre ese desinterés: «Hay que empezar por lo básico, que es lo que hacen todos los países. Es lo que intentamos hacer en el Nzalang. El gobierno saca dinero y quiere ayudar, pero no llega a la base. Lo mismo pasa con los guineanos en España. Hay muchos, pero nunca nadie desde Guinea se ha interesado por ellos. No podemos hacer una buena selección olvidándonos de la cantera, porque no habrá continuidad». Oddo alude a su propio caso como paradigma de la crítica situación de los jugadores guineanos en Europa: «Se pasan muchas dificultades. Las carreras de muchos jugadores guineanos se frenan porque no tienes dinero para pagar la casa, para comer, y al final se acaba sacrificando el fútbol por un trabajo, recogiendo naranjas. Si tuviésemos una ayuda procedente de Guinea, ya te puedes dedicar a jugar. Nos dejan tirados».  «Se llenan los bolsillos, desde el ministerio hasta abajo y al fútbol base llegan sólo las raspas. Les falta amar más el fútbol y no amarse tanto a sí mismos», añade Iyanga.
 
El debate se anima y va superando la cautela para tratar la problemática política. Tadeo Ubenga, hasta el momento en silencio, aporta su opinión: «Mientras persista la mentalidad en el país de quedarte lo máximo e invertir lo mínimo, nada cambiará, Guinea en todos los aspectos no va a avanzar».  De nuevo el partido de la selección, por el que la Federación Española ingresó cuatro millones de euros, aparece en la charla, por los hipotéticos intereses estratégicos que pudiera tener de trasfondo: «Ese amistoso „sostiene Iyanga„ podría haber servido de estímulo para la población. La gente sólo sigue por televisión la liga española. Es pan para hoy y hambre para mañana. El único beneficiario de este amistoso puede ser España por las gestiones que se hayan podido hacer a nivel económico aprovechando el partido». El encuentro acaba e Iyanga y sus compañeros prosiguen sus gestiones para buscar vías de financiación para que el Nzalang no pierda un ápice de su carga eléctrica.


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