PEPE RODRÍGUEZ / GOLSPORTMEDIA Andrés Palop pudo respirar el pasado domingo con la trabajada victoria del Alcoyano ante el Olímpic. Algo que, de no haber sucedido, podría haber instaurado el gabinete de crisis dentro del club. Su figura empezaba a cuestionarse entre los aficionados y, pese a que en el club exponen confianza en el de l'Alcúdia, no haber ganado hubiera generado inquietud y las dudas sobre el exportero.

 

El Alcoyano es un equipo obligado a estar entre los cuatro primeros por mucho que desde El Collao se escuden en el recorte presupuestario y en un proyecto de equipo modesto. En los últimos tiempos, han sido unas cuantas las promociones de ascenso disputadas y una temporada se llegó a militar en la categoría de plata. Y eso está presente en las cabezas de una exigente afición. Palop lo sabía cuando asumió las riendas blanquiazules y lo dejó claro en su presentación delante del presidente: “Soy ambicioso y sé que debemos luchar por estar entre los mejores. Y eso significa quedar entre los cuatro primeros”. Así de claro lo dijo.

 

La dinámica en la que había entrado el Alcoyano desde la octava jornada era preocupante: 4 derrotas, 2 empates y una sola victoria (la conseguida ante el Valencia Mestalla). Al equipo le cuesta horrores hacer gol. “No concretamos arriba y pagamos caros los errores”, afirmó tras la derrota ante el Eldense Javi Rubio. Razón no le falta y ahí está el promedio, saliendo a menos de uno por partido. Y, poco a poco, se ha ido bajando posiciones en la clasificación. El triunfo ante el Olímpic calma los ánimos, pero no existen paños calientes: El Alcoyano debe estar entre los cuatro primeros y ese es el objetivo.