experiencia es un grado. Una frase realista a todas luces. Fichar a futbolistas curtidos en mil batallas en la categoría de bronce suele dar resultado. Y si han tocado la Segunda División también. Dichos requisitos los cumple el nuevo referente de Huracán: Álvaro García. Su aportación permite a los rojiblancos salir de su doble desplazamiento con cuatro puntos en el zurrón. Más no se puede pedir. La maquinaria comienza a engrasarse.

El partido ante el Llosetense era de esos catalogados como trampa. Un rival inferior, pero correoso. Un horario intempestivo y un terreno de juego donde sentías demasiado cerca el incordio de la grada. Las florituras sobraban. O, mejor dicho, no eran efectivas. La receta era la de ponerse el mono de faena. Bajar al barro para tirar de oficio y exprimir el balón parado. Así se consiguen victorias en esta categoría. Huracán y su técnico lo saben. Dicho y echo. Un saque de esquina desde la parte izquierda terminó con el cuero volando hacia el segundo palo para que Víctor Marco ganara el salto a su oponente e inaugurara el marcador con un preciso testarazo. El 0-1 era un paso de gigante, pero nadie se fiaba tras lo ocurrido en Paterna hace unos días.

Pocos eran los recursos del Llosetense. Un equipo que tiene todos los números para descender. Incapaces de hilvanar acciones que metieran el miedo en el cuerpo de Paco. Solo un desajuste defensivo, y después de que Huracán perdonara la sentencia, equilibró el marcador. Volverse sin la victoria tras adelantarse nuevamente en el marcador suponía un jarro de agua fría. Seligrat movió el banquillo en busca de recursos ofensivos. Y el experimento dio resultado casi en el último suspiro. Cubillas no encontró el gol, pero ahí estaba Álvaro atento al rechace para encontrar las redes. Dos goles del interior que se traducen en cuatro puntos y en el primer triunfo de Huracán. 5 puntos de 9 y con dos partidos en Torrent a la vista: el de Copa el próximo miércoles y el del sábado ante el Eldense. Este equipo ya carbura.