SERGIO IZQUIERDO/GOLSPORT MEDIA El titular de la noticia puede que parezca un poco pretensioso, pero en ese objetivo es donde tienen la mirada la puesta los jugadores del Valencia CF, y anoche lo demostraron en el Sánchez Pizjuán, un estadio poco propicio para los blanquinegros pero que demostraron sobreponerse a los contratiempos, no está teniendo mucha suerte el Valencian con los arbitrajes esta temporada, y demostrar que en este vestuario puede confiarse.

Podría decirse que anoche el Valencia salió "contento" del feudo sevillista, tal y cómo se le había puesto el encuentro tras la expulsión de Ricardo Costa obligando a disputar prácticamente toda la segunda parte con un hombre menos, en un campo que no es el más idoneo para el juego de toque de los de Pizzi, el empate a 0 puede considerarse un buen resultado. Pero sin duda la mejor conclusión que puede sacarse no sólo de este último encuentro sino del último mes de competeción es que por fin el Valencia vuelve a ser un bloque unido, un equipo solidario y con ganas e ilusión por volver a ser lo que merece una entidad de la magnitud del Valencia.

El cambio de mentalidad es palpable en los hombres de Juan Antonio Pizzi, de los once hombres que saltaron al cesped del Sánchez Pizjuán, tan solo el chileno Eduardo Vargas fué el único que ha llegado en el mercado invernal, el resto son los mismos jugadores que a las órdenes del antiguo entrenador Miroslav Djukic, parecían la sombra de lo que son ahora. Ahí es donde se está notando la mano del técnico argentino que ha sabido motivar a sus pupilos y hacerles creer que pueden competir con cualquiera y que si siempre dan el 100% pueden alcanzarse los objetivos que se planteen.

En lo referente a  lo deportivo, pudimos ver a un Valencia decidido a romper la maldición del Sánchez Pizjuán y en durante toda la primera mitad los de Pizzi fueron mejores que los sevillistas pero no consiguieron adelantersa en el marcador a pesar de que podrían haber señalado un pena máxima a favor tras una falta cometida por Iborra. La segunda mitad comenzó a ponerse cuesta arriba a los pocos minutos, cuando el portugués Ricardo Costa fué expulsado, rigurosamente, por unas manos involuntarias que le supuso ver la segunda amarilla y dejar con sus diez a sus compañeros, además el colegiado erró por partida doble al no pitar penalti puesto que la mano estaba dentro del área.

Otra vez Diego Alves

Con diez jugadores sobre el cesped tocaba sufrir, ponerse el mono de faena y comenzar a luchar para conseguir por lo menos puntuar y no permitir que el Sevilla sumara los tres puntos y se le alejara en la clasificación. Y quién volvió a brillar con luz propia fué Diego Alves, el portero brasileño fué una vez más, y ya van muchas veces, el salvador de su equipo al detener un penalti a Rakitic y frenar así la euforía local. Pero no fué la única intervención estelar del guardameta, también se lució deteniendo un cabezazo de Iborra cuando ya se cantaba el gol en las gradas del conjunto de Nervión.

Tras el empate cosechado en la noche de ayer, el Valencia termina la 24 jornada con 32 puntos en la 8ª posición, en un cuádruple empate con Sevilla (7º), Español (9º) y Levante (10º). La lucha por la séptima plaza que este año también permite disputar la Europa League promete ser de infarto, pero el vesturario valencianista está mentalizado para pensar a lo grande y de seguir demostrando la misma solidez, seguramente conseguirá volver a Europa la próxima temporada.

La cuarta plaza que ahora mismo ocupa el Athletic de Bilbao queda a 12 puntos, son cuatro partidos, y los de Valverde todavía tiene que venir a Mestalla, es decir a nueves puntos virtuales con 14 jornadas todavia por disputarse, pero aún está muy lejos, hay que ir partido a partido, pero siempre con la mirada puesta en esa cuarta plaza que es la que corresponde a este equipo. Ahora a pensar en la Europa League.